jueves, 23 de agosto de 2012

Anaconda

                                          
La Anaconda, también conocida como la "Boa de Agua" es la serpiente más grande del mundo. Puede llegar a medir más de 12 metros de largo, 30 centímetros de diámetro y más de 200 kilogramos. Su nombre científico es "Eunectes murinus".
Normalmente se consigue en la selva tropical, en los bosques deciduos, en los pantanos y también en las sabanas. En Venezuela, se consigue principalmente en los llanos y a todo lo largo del río Orinoco. Las anacondas son excelentes nadadoras. Pueden permanecer bajo el agua hasta por 10 minutos. Sus ojos y sus fosas nasales están ubicadas arriba de de su cabeza, lo que le permite tenerlos fuera del agua, cuando ella se encuentra sumergida. En tierra, son mucho más lentas, por lo cual se alimentan preferiblemente en el agua o en el las riberas de los ríos. La Anaconda no es una serpiente venenosa, es una serpiente constrictora. Atrapa a su presa con sus colmillos y la puede sumergir en el agua hasta ahogarla, para luego triturala con su poderosa musculatura y tragarla completa. Allí se inicia un largo proceso digestivo que puede tomar hasta más de dos semanas.


Son primordialmente carnívoras. Se alimentan de grandes roedores, como los chiguires, dantas, venados, peces, pájaros, ratones, ranas y otros reptiles acuáticos. El período de gestación de la Anaconda es de 6 meses. Sus camadas son de 20 a 40 crías, pero en ocasiones puede ser un número mucho mayor. Al nacer miden unos 60 centímetros y ya pueden nadar y alimentarse por si mismas. Es en este período cuando son vulnerables y pueden ser presas de animales mayores.


Estado de las poblaciones

Si la historia natural de los boidos es todavía una gran desconocida, más difícil es aún conocer el estado real de sus poblaciones que, para la mayoría de las especies, es poco menos que una incógnita. Se sabe, eso sí, que en las islas del Caribe hay una serie de especies muy endémicas, como la boa de Jamaica, la de Puerto Rico y la de la isla Mona, que están amenazadas, entre otras razones, por la deforestación y por la introducción de mangostas indias, ratas negras y gatos domésticos. También es probable que el estado de conservación de las tres especies malgaches, habitantes de una isla cuyos hábitats se degradan día tras día, no debe ser muy halagüeño a pesar de la estricta protección de que gozan desde 1988.


Y se sabe, asimismo, que la mayoría de las especies de esta familia son perseguidas por su piel con verdadera codicia, sobre todo en las zonas más deprimidas. La anaconda verde es una de estas especies perseguidas y se calcula que cada año se venden ilegalmente miles de pieles para su uso en la confección de botas, cinturones y carteras. Como quiera que el censo de la mayoria de sus poblaciones se desconoce por completo, no es de extrañar que los científicos se preocupen por el futuro de estas especies. Mientras algunos abogan por una explotación controlada y sostenible en zonas donde se logre conocer a fondo su demografía, otros creen que lo mejor sería reforzar la prohibición de la caza y el control del furtivismo. 

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